Por: Randy Perdomo García*
Mi fotografía con Octavio Paz
Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre…
Escribir el seudónimo sin enredar
Clamo los sucesos
El ómnibus se ha marchado sin regreso
Quedan boletos y el gato negro en la ventana
No pidas identificación han cerrado la taquilla.
Decir a Octavio que lo reconozco por el afiche
Se han agotado las entradas
Soñar al atardecer
las bicicletas conduzcan
al domingo
a los soñadores, esperanzas, religiosos
a todo el cuerpo, a la puerta, al ruido sin la lluvia.
Aturden a los abogados, artesanos,
pintores, bordadoras, ceramistas, agricultores,
pescadores, la joven del punto de comercio,
la doctora, el fiscal,
El policía ha pedido aplausos al poeta.
Es Ángel,
No conoció el mar
Nunca lo vio
Y tanta agua
Sobre el mar
Paz sale andar…
Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.
Octavio Paz En “La calle”
*Randy Perdomo García. Joven esvcritor cubano, licenciado en Filosofía Marxista Leninista por la Universidad de La Habana, expresidente de la Federación Estudiantil Universitaria en la Universidad de La Habana.