Por: Aída López*
No estaba ahí
ni sus manos
ni su piel cobriza
ni su cuerpo.
El tiempo se lo llevó
dejándolo sin mí
a mí sin él.
No estaba ahí
ni su voz
ni sus miradas
ni sus besos.
A veces lo imagino
con su música
con el ritmo de sus pasos
con su olor a maderas.
No estaba ahí
lo esperé
desafortunada
esperanzada
perfecta.
Quizá él me espere
en otro espacio
en otra luna
en otro tiempo.
Quizá él diga lo mismo
no estaba ahí y
esté a mi espera
en tanto lo invento
en una hoja de papel.
*Aída María López Sosa (1964) Mérida, Yucatán. Psicóloga con especialidad en Tecnología Educativa por la Universidad la Salle. Capacitadora certificada por CONOCER. Cursó el Diplomado en Creación Literaria en la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM) Guadalajara y en la Escuela de Escritores de Yucatán Leopoldo Peniche Vallado. Ha publicado en periódicos y revistas locales, nacionales e internacionales, así como en antologías locales y nacionales. Ganadora del Primer Concurso Nacional de Cuento convocado por Escritoras Mexicanas. Miembro del PEN Internacional sede Guadalajara.